This entry was posted on viernes, 11 de marzo de 2011 at 4:20 pm and is filed under Formación. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed.
You can leave a response, or trackback from your own site.
Curso absolutamente recomendable, por divertido y por terapéutico a la vez.
Creo que las personas somos infelices muchas veces y casi siempre por las mismas razones: MIEDO, INTOLERANCIA AL MALESTAR (físico o psicológico) y NECESIDAD DE ACEPTACIÓN.
Tenemos mucho miedo; al ridículo, al fracaso, al rechazo…. ahora lo llamamos ansiedad y francamente, nos juega muy malas pasadas. No toleramos molestias, queremos que todo sean cualidades y emociones positivas (cuando en verdad todas las emociones tienen una función), de hecho enfrentar el miedo es una de las molestias que peor llevamos y cuando lo sufrimos lo queremos cambiar, queremos controlarlo, reprimirlo con el pensamiento.
Actuamos constantemente como creemos que se debe hacer, cuidamos lo que nos ponemos, lo que comemos, cómo vestimos y lo que decimos, por lo que otros puedan pensar y renunciamos a nuestros sentimientos por conseguir aceptación.
Cuando aprendes a ser clown, haces terapia de aceptación (estar en presente sin desechar nada de lo que te rodea) y compromiso (tolero el malestar que supone exponerme a los demás tal y como soy, me aprueben o me rechacen, pase lo que pase yo no dejo de actuar) y además te ríes y haces reir a otros.
El clown es sincero, no se esconde, se pone en evidencia aunque tema hacerlo, encara con la mirada a su juez más estricto y acepta incondicionalmente su veredicto, es absolutamente vulnerable y feliz porque no necesita controlar nada, él es así, aquí y ahora.
Curso absolutamente recomendable, por divertido y por terapéutico a la vez.
Creo que las personas somos infelices muchas veces y casi siempre por las mismas razones: MIEDO, INTOLERANCIA AL MALESTAR (físico o psicológico) y NECESIDAD DE ACEPTACIÓN.
Tenemos mucho miedo; al ridículo, al fracaso, al rechazo…. ahora lo llamamos ansiedad y francamente, nos juega muy malas pasadas. No toleramos molestias, queremos que todo sean cualidades y emociones positivas (cuando en verdad todas las emociones tienen una función), de hecho enfrentar el miedo es una de las molestias que peor llevamos y cuando lo sufrimos lo queremos cambiar, queremos controlarlo, reprimirlo con el pensamiento.
Actuamos constantemente como creemos que se debe hacer, cuidamos lo que nos ponemos, lo que comemos, cómo vestimos y lo que decimos, por lo que otros puedan pensar y renunciamos a nuestros sentimientos por conseguir aceptación.
Cuando aprendes a ser clown, haces terapia de aceptación (estar en presente sin desechar nada de lo que te rodea) y compromiso (tolero el malestar que supone exponerme a los demás tal y como soy, me aprueben o me rechacen, pase lo que pase yo no dejo de actuar) y además te ríes y haces reir a otros.
El clown es sincero, no se esconde, se pone en evidencia aunque tema hacerlo, encara con la mirada a su juez más estricto y acepta incondicionalmente su veredicto, es absolutamente vulnerable y feliz porque no necesita controlar nada, él es así, aquí y ahora.
Insisto, absolutamente recomendable.
Con tu comentario Adriana creo que has resumido en esencia lo que es para nosotros un clown.
Un abrazo muy grande.
Fran