Este día tan esperado por fin llegó. Este día en el que unas naricillas rojas darían paso a nuestro payaso, el que durante meses fue naciendo poco a poco de nuestra ilusión. En nuestro estómago, desde bien temprano había comenzado un frenético baile de coloridos nervios que se mezclaban con las emociones de nuestro corazón.
Y llegó la hora. Todas juntas compartiendo la explosión de nuestra inquietud, la incertidumbre, sonrisas, achuchoníticos abrazos ,entre calcetines de colores, globos, pompas de jabón, lazos … con nuestras maletas llenas de traviesos cachivaches deseando salir a jugar. Acompañadas en todo momento de la mirada de Fran, tranquilizándonos, a veces de su silencio , de sus ánimos.
Y envueltas en un caos maravilloso, Tiritina, Globulina, Pirueta y Jeringueta se subieron a un unicornio de ilusión sujetas a las crines de la sonrisa.
Entramos a cada habitación con un profundo respeto adornado con agradable idiotez, equivocaciones, miradas de complicidad, intenciones de imaginación. . Nos olvidamos del mundo, de nosotras y disfrutamos de las sonrisas que encontrábamos, el asombro en algunas miradas, desechando algún rechazo, haciéndolo minúsculo, imperceptible, mientras aumentaba la sonrisa en nuestra cara…y, sin querer salir de allí, queríamos continuar jugando con los niños, los familiares, incluso con alguna enfermera.
Intento transmitir lo que sentimos , lo que significó para nosotras este día, pero creo que es imposible si no se vive.
Queremos seguir regalando sonrisas, cariño, haciendo cosquillas en los corazones. Queremos seguir aprendiendo, trabajando, descubriendo, desde la humildad.
¡Un brindis con nuestros chupitos de la risa!
Jeringueta.